lunes, 16 de abril de 2012

8- Así como empezó todo...

Otro día más de trabajo en Pegalandia, sip, yo trabajo de lunes a viernes.
Bueno, sigo chata, con ganas de irme, de mandarlo todo a la cresta, más que nada porque últimamente considero que hay un ambiente de pelambre tan desagradable en Pegalandia, me tiene chata. No sé qué mierda hacer. En fin, que creo que me las aguantaré hasta que cumpla mi compromiso, después chao.

Ahora, hace rato ya que quiero contarles cómo conocí a Paquito.
Un día yo tuve que ir a Pegalandia, el año pasado. En ese tiempo yo no tenía ni idea de que terminaría trabajando ahí. El asunto es que fui, y en el momento de entrar a cierto lugar donde Paquito debía exponer algo, Paquito se me queda mirando todo lelo en la puerta de entrada, y mientras él hablaba con otra persona me miraba y me miraba y me miraba, y aunque ya estaba oscuro, yo veía sus ojos fijos en mí, y su mirada era tan fuerte que sentí cómo yo le atraía, era como si tuviera un círculo magnético de atracción (shiaaa, la weá cuática, jaja), y bueno, que no sé como explicarlo de otra forma, podría ser así en términos míshticosh esotéricosh shuper locos que sentí como su aura, como su campo de energía se agrandaba y se volvía fuerte, fuerte y magnético, y yo sólo quería mirarlo, mirarlo fijo y perderme en esa atracción, pero me aguanté. Chaa, la media volá. La cosa es que yo estaba ahí viendo cómo hablaba y pensaba "es que no me puede gustar este weón", veía su cuerpo delgado, su piel morena, su pelo corto, su carita afeitada, y pensaba "ni siquiera es de mi tipo, qué onda" y lo miraba, y caché que era un poquito más bajo que yo, y caché que entre su pelo negro había varias canas, "chucha, qué onda, cómo puedo sentir esta weá, ¡quizás cuántos años tiene!", y me negaba y me negaba buscando una excusa para no sentir esa atracción irracional que sentía (siento), hasta que vi su anillo en el dedo y ahí me dije "ah, no, el weón es casado, no puedo meterme con un weón casado", y en ese momento empecé a reprimir todo lo que sentía, aunque miraba su cuello y sus brazos y descubría que era muy velludo peludo "nunca me han gustado peludos", y reprimía, pero cómo que de la nada me daba un deseo sexual enorme, y Paquito hablaba, y me miraba, y sus ojos me miraban fuerte, se veía que él también se controlaba... La weá, cuento corto, lo reprimí porque "no era debido y no correspondía". Al llegar a Pegalandia, creí que tenía todo eso manejado y controlado, y así era, yo no lo pescaba, había una relación normal, aunque me llamaba la atención lo pesado que era conmigo. Estaba todo relativamente "normal" durante la primera semana, hasta que un día él estaba hablando algo, y yo con cara lela le puse mucha atención, y él lo notó, y en un momento me mira y tira una talla graciosa, y yo me río como tonta, y en ese momento sentí como si una flecha se hubiese clavado en mi corazón, al más puro estilo cupido. Y bueno, ahí cagué.

No hay comentarios:

Publicar un comentario